El guardameta se ha ganado en sólo 180 minutos el prestigio necesario para abrir el debate sobre si merece o no seguir como titular
Tiene planta de portero (es con 1,90 m. el más alto de los tres que hay en el primer equipo) y hasta el nombre parece encajar en esa demarcación tan sufrida pero al mismo tiempo tan recompensada. Vicente Guaita Panadero (Torrent, 18-2-1987) está cargando hasta los topes el saco de los elogios. En 180 minutos ha rentabilizado la inversión que hizo el Valencia en su formación, ha llenado de felicidad a Unai Emery (el que más empeño puso para que se quedara esta temporada) y al mismo tiempo ha abierto un bonito debate: ¿Quién va a ser ahora el portero titular del Valencia?
Con César ya listo y aunque Moyà todavía se encuentra de baja por lesión (no volverá en lo que queda de año), la lucha se reduce entre el veterano y el joven. En la encuesta entre los internautas que puso en marcha la web de LAS PROVINCIAS antes incluso del partido contra el Real Madrid, el resultado que se ha conseguido es bastante elocuente y esclarecedor: el 56 % de la afición prefiere ver a Guaita en la portería. Lo más curioso es que César, venerado hace apenas un par de meses por la grada de Mestalla por sus importantes actuaciones, se ha visto relegado a la tercer plaza en lo que a preferencias se refiere. El fútbol sube y baja a una velocidad endiablada. Moyà ocupa la segunda posición. Nada que ver con lo que posiblemente opinaría la gente sobre esta misma cuestión a principio de curso.
Pero este chorreo de flores parece digerirlo con suma paciencia Guaita, cuya cara mezcla por igual una pizca de gigante-bonachón con la de chico rebelde. «Esto es un equipo y hay que hablar de todos», repite una y otra vez el de Torrent tratando de digerir las felicitaciones tras lo de Old Trafford. Allí, por cierto, en ese mítico escenario, provocó que Ferguson hablara sobre el guardameta valenciano. «Es algo bonito que un técnico como él hable de ti, es algo grande».
Aquel chavalín que jugaba en el equipo del colegio Monte Sión y que esta misma temporada fue objeto de deseo por varios equipos -en especial por el Levante-, siempre tuvo claro que lo suyo era jugar de portero. Al fin y al cabo, lo había mamado en casa. Su padre, Francisco Javier, había hecho sus pinitos también lógicamente en la portería. Y también en la misma casa donde el chaval empieza a saborear el triunfo. El padre perteneció a la escuela valencianista, llegó a juveniles, participó en el Mestalla y hasta tuvo la oportunidad en una ocasión de formar parte del primer equipo aquella vez que en los años ochenta el fútbol español vivió una huelga de jugadores. El Valencia, como otros clubes de Primera, tuvieron que recurrir a juveniles y a gente del filial para cubrir la jornada. La carrera de su progenitor derivaría posteriormente hacia equipos de regional. Ahora, disfruta con el éxito de su hijo.
«Cuando podía sí que me daba consejos», confiesa Guaita, quien valora el trabajo realizado junto a Luis Pascual en los últimos años. Ahora, quien lo dirige es Ochotorena. «Alguna vez pensé en dejar el fútbol, pero eso era de pequeño y cuando no me ponían», se esfuerza en recordar.
Su actuación en Old Trafford mereció ser destacada por encima de los otros 27 que jugaron. En un seguimiento que le hizo TVV durante todo el encuentro a pie de campo, Guaita demostró en todo momento poseer una tremenda frialdad y una serenidad, aderezada con la cantidad justa de reflejos para imponerse en un mano a mano con Berbatov o para sacarle un golpe casi a bocajarro de Park Ji-Sung en el primer tiempo. En el viaje de regreso de Manchester, la figura de Guaita enlazaba para muchos a la situación vivida por el atlético De Gea (tres años más joven que él).
«No vale sólo con dos partidos, hay que jugar más. Por hacer dos partidos buenos no se puede decir que ya eres el mejor. Esto es muy largo y hay que seguir», contesta el valencianista, que seguro que en su fuero interno empieza a manejar la posibilidad de seguir en la titularidad este lunes contra el Osasuna. «Si el lunes el míster decide que tengo que jugar, pues trataré de hacerlo lo mejor posible. Lo importante será los tres puntos, yo estoy intentando aprovechar la oportunidad en el Valencia».
Su situación dentro de la plantilla ha ido variando. Tras su exitoso paso por el Recreativo la temporada pasada, que Guaita se quedara como así ha sido como tercer portero del Valencia era un lujo excesivo que podía frenar la progresión del futbolista. Al fin y al cabo, en caso de necesidad, se podía echar mano del meta del Mestalla, que para algo están los filiales. Unai no opinó lo mismo y ante el temor de una coincidencia de lesiones, como ha ocurrido, optó por apostar sobre seguro y quemar una nave en la portería. El año pasado se conformó con dos, este quiso a tres.
«Nunca puedes saber lo que va a pasar. El año pasado -en el Recre- no jugaba y ya quería marcharme y a los siete u ocho partidos ya empecé a jugar y no me quité de la portería. Hay que seguir trabajando». Hace un par de meses, Guaita declaraba a LAS PROVINCIAS que si la cosa seguía igual de mal -era el descartado siempre-, en enero se replantearía la opción de hablar con el entrenador para buscar acomodo hasta junio en otro equipo. Ahora matiza su parecer: «Hay una plantilla amplia para tres competiciones. Para eso estamos».
http://valenciacf.lasprovincias.es/noticias/2010-12-09/gigante-crece-deprisa-20101209.html
Tiene planta de portero (es con 1,90 m. el más alto de los tres que hay en el primer equipo) y hasta el nombre parece encajar en esa demarcación tan sufrida pero al mismo tiempo tan recompensada. Vicente Guaita Panadero (Torrent, 18-2-1987) está cargando hasta los topes el saco de los elogios. En 180 minutos ha rentabilizado la inversión que hizo el Valencia en su formación, ha llenado de felicidad a Unai Emery (el que más empeño puso para que se quedara esta temporada) y al mismo tiempo ha abierto un bonito debate: ¿Quién va a ser ahora el portero titular del Valencia?
Con César ya listo y aunque Moyà todavía se encuentra de baja por lesión (no volverá en lo que queda de año), la lucha se reduce entre el veterano y el joven. En la encuesta entre los internautas que puso en marcha la web de LAS PROVINCIAS antes incluso del partido contra el Real Madrid, el resultado que se ha conseguido es bastante elocuente y esclarecedor: el 56 % de la afición prefiere ver a Guaita en la portería. Lo más curioso es que César, venerado hace apenas un par de meses por la grada de Mestalla por sus importantes actuaciones, se ha visto relegado a la tercer plaza en lo que a preferencias se refiere. El fútbol sube y baja a una velocidad endiablada. Moyà ocupa la segunda posición. Nada que ver con lo que posiblemente opinaría la gente sobre esta misma cuestión a principio de curso.
Pero este chorreo de flores parece digerirlo con suma paciencia Guaita, cuya cara mezcla por igual una pizca de gigante-bonachón con la de chico rebelde. «Esto es un equipo y hay que hablar de todos», repite una y otra vez el de Torrent tratando de digerir las felicitaciones tras lo de Old Trafford. Allí, por cierto, en ese mítico escenario, provocó que Ferguson hablara sobre el guardameta valenciano. «Es algo bonito que un técnico como él hable de ti, es algo grande».
Aquel chavalín que jugaba en el equipo del colegio Monte Sión y que esta misma temporada fue objeto de deseo por varios equipos -en especial por el Levante-, siempre tuvo claro que lo suyo era jugar de portero. Al fin y al cabo, lo había mamado en casa. Su padre, Francisco Javier, había hecho sus pinitos también lógicamente en la portería. Y también en la misma casa donde el chaval empieza a saborear el triunfo. El padre perteneció a la escuela valencianista, llegó a juveniles, participó en el Mestalla y hasta tuvo la oportunidad en una ocasión de formar parte del primer equipo aquella vez que en los años ochenta el fútbol español vivió una huelga de jugadores. El Valencia, como otros clubes de Primera, tuvieron que recurrir a juveniles y a gente del filial para cubrir la jornada. La carrera de su progenitor derivaría posteriormente hacia equipos de regional. Ahora, disfruta con el éxito de su hijo.
«Cuando podía sí que me daba consejos», confiesa Guaita, quien valora el trabajo realizado junto a Luis Pascual en los últimos años. Ahora, quien lo dirige es Ochotorena. «Alguna vez pensé en dejar el fútbol, pero eso era de pequeño y cuando no me ponían», se esfuerza en recordar.
Su actuación en Old Trafford mereció ser destacada por encima de los otros 27 que jugaron. En un seguimiento que le hizo TVV durante todo el encuentro a pie de campo, Guaita demostró en todo momento poseer una tremenda frialdad y una serenidad, aderezada con la cantidad justa de reflejos para imponerse en un mano a mano con Berbatov o para sacarle un golpe casi a bocajarro de Park Ji-Sung en el primer tiempo. En el viaje de regreso de Manchester, la figura de Guaita enlazaba para muchos a la situación vivida por el atlético De Gea (tres años más joven que él).
«No vale sólo con dos partidos, hay que jugar más. Por hacer dos partidos buenos no se puede decir que ya eres el mejor. Esto es muy largo y hay que seguir», contesta el valencianista, que seguro que en su fuero interno empieza a manejar la posibilidad de seguir en la titularidad este lunes contra el Osasuna. «Si el lunes el míster decide que tengo que jugar, pues trataré de hacerlo lo mejor posible. Lo importante será los tres puntos, yo estoy intentando aprovechar la oportunidad en el Valencia».
Su situación dentro de la plantilla ha ido variando. Tras su exitoso paso por el Recreativo la temporada pasada, que Guaita se quedara como así ha sido como tercer portero del Valencia era un lujo excesivo que podía frenar la progresión del futbolista. Al fin y al cabo, en caso de necesidad, se podía echar mano del meta del Mestalla, que para algo están los filiales. Unai no opinó lo mismo y ante el temor de una coincidencia de lesiones, como ha ocurrido, optó por apostar sobre seguro y quemar una nave en la portería. El año pasado se conformó con dos, este quiso a tres.
«Nunca puedes saber lo que va a pasar. El año pasado -en el Recre- no jugaba y ya quería marcharme y a los siete u ocho partidos ya empecé a jugar y no me quité de la portería. Hay que seguir trabajando». Hace un par de meses, Guaita declaraba a LAS PROVINCIAS que si la cosa seguía igual de mal -era el descartado siempre-, en enero se replantearía la opción de hablar con el entrenador para buscar acomodo hasta junio en otro equipo. Ahora matiza su parecer: «Hay una plantilla amplia para tres competiciones. Para eso estamos».
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