El Valencia bordó el fútbol durante una hora, pero a la postre acabó pagando la carencia de esa contundencia defensiva imprescindible para competir en el mejor torneo de Europa, la Champions League. De no ser por el portero Vicent Guaita, el Schalke 04 pudo haber usurpado la victoria de Mestalla a partir del empate firmado por Raúl. Desde ahí el conjunto blanquinegro sufrió un claro cortocircuito, al mismo tiempo que su entrenador, Unai Emery, cambió el rombo en la medular por la entrada de los extremos y, con ellos, el clásico sistema 4-4-2.
La baja final de Juan Mata condicionó la decisión de Unai Emery, que apostó por el trío de argentinos—Banega y Tino Costa en los interiores y Chori Domínguez, en la mediapunta— por delante de un omnipresente Mehmet Topal. El Valencia cuajó unos primeros 45 minutos casi perfectos merced a un ritmo frenético. El centro del campo local se impuso a los medios alemanes gracias a la presión y recuperación de Topal, al toque preciso de Éver y Tino y a la movilidad del Chori entre líneas.
Para que el engranaje funcionase con solvencia se requería de la verticalidad de los laterales y la capacidad de sacrificio y desmarque de los delanteros. Mathieu y Miguel supieron aprovechar el espacio en los costados y Soldado y Aduriz desubicar a los gigantescos centrales teutones. Con esta fórmula Soldado adelantó al Valencia poco después del cuarto de hora. Aduriz sirvió al zurdo francés y éste puso el balón de maravilla para que el ´9´ aniquilara al primer toque con el interior. Luego pudo hacer el segundo con la cabeza a centro, esta vez, de Miguel Brito.
El equipo dominaba el juego, pero le faltó solidez y agresividad (sólo cometió nueve faltas en todo el duelo) para frenar a un Schalke que cada vez que se acercaba al área de Guaita hizo daño por el centro, donde Navarro y Ricardo Costa estuvieron desacertados. En cambio, el meta de Torrent sí transmitió seguridad desde el inicio saliendo con valentía para despejar de puños los balones al área. Más tarde Guaita salvaría el gol, tras algún que otro error de sus compañeros, en tres ocasiones —detalladas en el bloque de la izquierda—.
El disparo que no pudo detener el portero valencianista fue con el que Raúl empató el duelo. Después de una pérdida de Banega, Schmitz asistió a Jurado, que ganó la espalda a Miguel y centró al exmadridista, quien se adelantó a Navarro, se giró y cruzó el esférico. Desde ese momento el Valencia, ya con Joaquín y Vicente de extremos y doble pivote, perdió claridad y sólo creó dos ocasiones en las que Aduriz no acertó a batir a Neuer. El equipo careció de ritmo y orden.
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